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Con la olla y el corazón en la mesa.

Quedarme en esta casa ha sido como tener una familia prestada. Ayer hasta me regañaron por estar de metiche en la cocina. Lo más bello no es lo que yo siento, sino cómo me hacen sentir. Está claro que los cubanos saben lo que es importante. Que las cosas se consiguen, o no, que los pesos vienen, o no, pero con la familia no se negocia. Y mientras más grande sea, mejor.

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